Nació Alani – Derecho a un parto digno, respetado y humanizado

Meliza Salcedo Alarcón
Miembro del ICDP

El día de las madres desperté con una hermosa noticia.

  • Hola, buenos días. Ya nací…

Era la mamá de Alani anunciando su llegada. Estaba viendo la pura creación de Dios en una foto. Una bebé hermosa que llegó al mundo un mágico día 13.

En la descripción de todo lo bueno que había pasado, me contaba…

  • Hicimos la solicitud y nos aprobaron el parto humanizado.

Inmediatamente investigué de qué se trataba y por supuesto sentí vergüenza de no estar enterada de estos asuntos, asumo que quien esté en etapa de gestación está curtida de estos temas, no obstante estas líneas están dirigidas a aquellas mujeres embarazadas que aún no han sido enteradas de la existencia de una Ley que regula “el parto humanizado” y, por supuesto, para todos aquellos que quieran informarse al respecto.

Desde mediados del mes de Julio del año 2022 rige en Colombia la “Ley de parto digno, respetado y humanizado” (Ley 2244 de 2022), la cual tiene por objeto “…reconocer y garantizar el derecho de la mujer durante el embarazo, trabajo de parto, parto, posparto y duelo gestacional y perinatal con libertad de decisión, conciencia y respeto; así como reconocer y garantizar los derechos de los recién nacidos.”

¿O sea que antes de esa fecha el proceso de parto era indigno, irrespetado e inhumano? Pues sí. Justamente la ley en mención surge como consecuencia de una necesidad inminente de detener la violencia obstétrica, aunque para ser sincera, me sorprendió que en todo el texto de la norma no se mencione este término ni por equivocación.

En esta misión, me tomé a la tarea de preguntarle a varias mamás, cómo había sido el trato recibido. Las entrevistadas no alcanzan a ser una muestra representativa de toda la población “madre”, pero las experiencias dicen mucho de lo que hay y lo que hubo. Para efectos ilustrativos les pongo algunos ejemplos, todos ocurridos en la misma clínica en la ciudad de Cartagena:

  • Hace seis años una mujer parió, estuvo despierta durante el procedimiento, acompañada solamente del personal médico, nunca se dirigieron a ella, nació el niño y no se lo mostraron, hoy todavía no sabe el porqué. Dos horas después le dan a su bebé y en el traslado hacia la habitación hizo una parada de media hora, en un pasillo, sola, intentando amamantar a su recién nacido. Hasta que por fin un anestesiólogo grita “ya está bueno con ella, llévenla a su cuarto.
  • Hace seis años una mujer trajo al mundo a su hija de manera natural (después de tanto discutir para que se lo permitieran, pues se daban las condiciones médicas para ello). Parir fue lo más traumático de su vida y no por el dolor, sino por la falta de empatía de las enfermeras que en medio del trabajo de parto le decían “para eso era que querías parir natural, si ahora no vas a querer pujar duro” o cosas como “ahora sí lloras, pero cuando la estabas haciendo, no” y asintiendo entre todas que si no “cooperaba, pujando fuerte” el nacimiento sería por cesárea así no quisiera.
  • Hace ocho años, una mujer llega de urgencia, quince días antes de la fecha dispuesta para su cesárea. En primer lugar le negaron la atención por no tener programación para ese día, después de múltiples discusiones la atendieron con la condición de que firmara un documento donde “renunciaba a UCI” por si algo extraordinario pasaba. Al día siguiente una enfermera le apretó con fuerza el seno para lograr la extracción del calostro. Finalmente, entregaron a la bebé con hilos en las orejas, sin los aretes de oro que habían dado para tal fin ¡se los robaron!
  • Hace tres meses… sí, ya en el 2023, estando en vigencia la ley de humanización del parto, a una mujer, a quien debían tomarle la presión cada 120 minutos, durante 24 horas, el personal médico no lo hizo, pero muy cumplidos si llenaron los reportes con información imaginaria; las trabas más que por la poca dilatación era porque el hospital se había quedado sin impresora y se necesitaba una autorización en físico; finalmente, dejaron salir al bebé con los niveles altos de bilirrubina, cosa que la mamá supo una semana después al visitar a un pediatra particular.

No puedo dejar de lado los aspectos positivos, algunas de estas mujeres contaron con una luz en medio de la oscuridad, un médico que les sonrió, y tomó sus manos para apoyarlas en medio de tanto suplicio, pero no todas contaron con la misma suerte. Tampoco voy a obviar a aquellas a las que todo le salió bien, sin embargo, debo admitir que estas pertenecían a un grupo de cotización en salud, más alto que lo normal o medicina prepagada. O sea, los estratos también son importantes al momento de parir.

Estos, como muchos otros casos consultados, ofrecen un panorama de lo oscuro que puede llegar a ser el día más importante para algunas mujeres. El protocolo de un embarazo, así como del parto y posparto está ausente de cualquier clase de empatía. A veces por la falta de recursos físicos, técnicos y humanos. Pero otras veces, por la falta de humanidad en el personal médico (excluyo de este grupo a aquellos ángeles que sí humanizan su profesión).

Se necesitó una Ley para que en las clínicas se respetara la dignidad humana de una mujer recién parida o por parir, su pareja y sobre todo su bebé. ¿En qué clase de país se tiene que regular a través del Congreso de la República el buen trato a estas personas? ¿Y es que la constitución política de Colombia no es suficiente? ¿acaso eso no es lógico que se debe respetar a una persona en cualquier condición y más aún en una circunstancia de vulnerabilidad que supone esa condición médica? Me quedo aterrada que tengan que decirnos que se debe tratar bien a una mujer que está por dar a luz, pero es que ¿en qué cabeza cabría que no?

Cuando a un Estado le corresponde legislar sobre aspectos que parecieran obvios, es necesario hacerse un llamado como sociedad sobre qué es lo que estamos haciendo.

La violencia obstétrica la defino entonces como todo tipo de manifestación negativa de poder que ejerce un centro hospitalario para con los usuarios del sector obstétrico, es decir, mujeres en embarazo, parto y postparto, incluido su pareja, núcleo cercano y, por supuesto, su hijo por nacer; cuando estos son sometidos a humillaciones, maltratos, ausencia de información, indiferencia, trabas injustificadas, desidia por parte del personal médico, entre otros.

Lo aberrante de todo esto es que se pensó que expidiendo una Ley esta situación acabaría y lamentablemente no, lo peor es que no está si quiera cerca de acabarse. En los hospitales y clínicas, en los controles médicos, EPSs, consultas, etcétera, no están informando a las mujeres sobre sus derechos a un “parto digno y humano”. Las mujeres en proceso de gestación, trabajo de parto, parto, posparto, duelo gestacional y perinatal no saben que tienen 28 derechos consagrados expresamente en el artículo 4 de la Ley 2244 de 2022 dentro de los que se encuentran circunstancias que parecieran de bulto, pero que en la práctica no lo son, como por ejemplo, derecho a ser tratada con respeto, tener una comunicación asertiva, ser atendidas sin barreras administrativas, estar informadas sobre su evolución, estar acompañadas en todo momento, entre muchos otros que valen la pena leer. 

Pero bien, el tema va mucho más lejos, como si no fuera suficientemente absurdo que exista una Ley que regule el trato digno de las embarazadas y sus bebés, a ello se le suma que “hay que solicitarlo”, me pregunto ¿si no se pide, no hay trato digno? No logro comprender.

Como lo mencioné existe mucha ignorancia acerca de la existencia de la Ley. Aplaudo a los centros médicos y EPSs que capacitan a su personal y de paso le brindan información a sus afiliados o usuarios. Es absolutamente necesario que parejas gestantes, familiares, amigos y todo el círculo íntimo de una mujer en estado de embarazo conozca sus derechos y los haga valer. Pero, sobre todo, es importante que el personal del sector de la salud ejerza su profesión con amor y respeto en cada uno de sus procedimientos, desde el recibimiento por parte del vigilante de la clínica, que al parecer es el primero que hace el “triage”, hasta la operación más complicada que realicen. Es imperativo que se elimine el exceso de formalismo y la tramitología en casos de urgencia y que sometan a las personas a vivir momentos indeseados en una etapa tan importante como esa.

Aprovecho para dejar el enlace de la Ley 2244 de 2022, para su conocimiento y divulgación:

http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/ley_2244_2022.html


Meliza Salcedo Alarcón

Abogada Cartagenera, Especialista en Ciencias Penales y Criminológicas y en Derecho Procesal. Actualmente cursando especialización en Casación Penal.

Experta en Cumplimiento Corporativo de la Universidad de La Rioja España y en Psicología del Testimonio de la Universidad de Girona; con diplomado en estrategias didácticas y cognitivas para la educación superior y en proyección de textos académicos y jurídicos y técnicas de expresión oral de la Universidad de Cartagena.

Docente universitaria, Autora de diversos artículos académicos y miembro de: Instituto colombiano de Derecho Procesal; Colegio de abogados penalistas de Colombia; Colegio de abogados casacionistas.

1 comentario en “Nació Alani – Derecho a un parto digno, respetado y humanizado”

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